lunes, 5 de septiembre de 2011

¿Es el ecologismo de izquierdas? (y viceversa)

Hoy parece indiscutiblemente aceptado que los partidos de izquierda son ecologistas y los partidos ecologistas son de izquierdas. El hecho que últimamente los diferentes partidos verdes suelan presentarse en coalición con partidos de izquierda parece apoyar esta tesis. En España nunca ha existido un partido verde de referencia y el ecologismo político se ha diluido en una ensalada de siglas, partidos, escisiones, corrientes de opinión, asambleas, etc… Las coaliciones con partidos de izquierda o nacionalistas no han sido demasiado duraderas (quizás con la excepción de IC-Verds) ni con demasiados réditos, sobre todo para los partidos de izquierda con mucha mayor trayectoria electoral. De hecho es bastante frecuente que cuando algún militante verde quiere hacer carrera política se pase a un partido grande, a veces, después de perder unas primarias. Otras veces las alianzas han rozado lo pintoresco, como en las elecciones de 1988 donde con el Partido Humanista, secta, más que partido, creado por Mario Rodríguez Cobo, más conocido como Silo, un psicoterapeuta reconvertido a mesías se presentó bajo la denominación de los Verdes Ecologistas, y luego estuvieron unos años pleiteando con Los Verdes, por la titularidad del nombre. Creo que asumir que el ecologismo es indisolublemente de izquierdas es un error de base. La defensa y protección del medio ambiente debe ser un objetivo prioritario de cualquier partido, tenga la ideología que tenga. Considerar el ideario verde como patrimonio de un sector ideológico es un profundo error cuya consecuencia es excluir a un sector de la sociedad del compromiso medioambiental. Lo mejor del tema es que la identidad izquierda-ecologismo es reciente y tiene pocos fundamentos históricos.



Covadonga-Picos de Europa, el primer parque nacional en España.




Los primeros parques naturales, espacios protegidos y leyes de protección mediambiental en España datan de principios del siglo XX y no son fruto de demandas populares, ni mucho menos, sino de la nobleza terrateniente, tradicional propietaria de campos, montes y bosques. La nobleza buscaba con esto, por una parte, preservar sus cotos de caza, y por otra, afirmar sur privilegios y defender su posición frente a la pujante burguesía industrial urbana, ávida de suelo y sobre todo, de leña y carbón para las calderas de sus fábricas. En este aspecto destaca el diputado cántabro Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa e impulsor de la ley de Parques Nacionales en 1915, que fue la que dio paso a los primeros parques españoles (Covadonga y Ordesa). Esta actitud que parece tan decimonónica llega hasta casi a nuestros días. El famoso slogan de los 70 “Cuando el bosque se quema algo tuyo se quema”, fue hábilmente transformado por el humorista Perich en “cuando el bosque se quema, algo suyo se quema, señor Conde” o recuperar la genial película “La Escopeta Nacional”. En Europa la situación no es muy diferente, y las primeras leyes netamente ecologistas se las debemos a la Alemania de Hitler, ya que la naturaleza tenía un papel preponderante es su delirante ideología, reflejado en el movimiento “Blut und Boden” (sangre y tierra) de Martin Heidegger. También la España de Franco crea el ICONA en una fecha tan temprana como 1940. Curiosamente la relación con la izquierda de muchas organizaciones ecologistas es poco más que inexistente. La Sociedad española de ornitología (SEO) nace en 1954 con el beneplácito del régimen. Otro ejemplo es la WWF fue fundada por el Duque de Edimburgo, y que siempre ha contado con miembros de las realezas europeas en su consejo directivo. La rama española ADENA (actualmente integrada dentro de ella), tuvo como presidente de honor al rey Juan Carlos, y como presidentes ejecutivos al Duque de Calabria y durante largo tiempo al financiero Manuel de Prado y Colon de Carvajal. De hecho cuando surgen los primeros partidos ecologistas en el seno de la izquierda acusan a ADENA de tener en su consejo a lo mejor del Franquismo. No hay que olvidar que ADENA fue fundada por el personaje más mediático del conservacionismo español: Feliz Rodriguez de la Fuente, responsable que muchísima gente estudiarara biología y/o se preocupara por el medio ambiente. Su éxito televisivo es debido en gran medida a su amistad con Jaime de Foxá, personaje del régimen responsable del servicio de caza y pesca fluvial. El mismo Félix tuvo que sufrir las iras de los ecologistas militantes cuando se negó a posicionarse en temas como el debate nuclear. En España también existieron partidos verdes de derechas, como el Partido Ecológico Español de Damián Téllez y Fernando Enebral, que acabó integrado en Alianza Popular.


El Mar de Aral, una de las mayores catástrofes medioambientales




Y mientras tanto ¿la izquierda se preocupaba por el medio ambiente en sus orígenes? El movimiento comunista surge como respuesta a los desmanes de los empresarios de la revolución industrial, donde los obreros eran poco más que esclavos condenados a una vida de miseria. Con la barriga vacía nadie se preocupa del medioambiente. Esto es algo que parece que no han acabado de entender muchos agroecólogos (signifique lo que signifique la palabreja). Cualquier propuesta agroecológica que implique un descenso significativo de producción está abocada al fracaso. En la obra de muchos padres del comunismo y el socialismo se encuentran muchas referencias a la agricultura (solo hay que ver la hoz en la bandera de la URSS), pero pocas a la conservación de la naturaleza. De hecho el comunismo considera a la agricultura como una actividad enfocada a la máxima productividad y distribución entre el pueblo. Prueba de esto son los Koljoses, Sovjoses y planes quinquenales, que de agricultura ecológica tenían poco. La mayor prueba de la escasa preocupación en el bloque del este es que estos países han sufrido las peores catástrofes medioambientales: la desecación del Mar de Aral, las tremenada contaminación industrial en todo el bloque del este y Chernobyl. En España, en pleno debate nuclear, Santiago Carrillo, en aquella época secretario general del PCE dijo: “Un país que renuncia a la energía nuclear, renuncia al progreso”. En este aspecto destaca negativamente la china de Mao, donde algunas de sus propuestas rozan lo aberrante. Uno de sus ideas fue decir que “todo grano que se come un pájaro se lo roba al pueblo” y propuso la exterminación de pájaros en zonas agrícolas. La consecuencia (lógica) fue la proliferación indiscriminada de insectos que trajeron enfermedades y plagas que acabaron con el grano.






Por lo tanto, ahora que Equo va buscando alianzas con los partidos de izquierda, conviene recordar que la relación ecologismo izquierda es reciente y sin trayectoría histórica. La protección del medioambiente no es un problema de ideología política, ni patrimonio de ningún partido determinado, es un problema de todos.

PD1: Post dedicado a la memoria de mi alumno Albert Almasqué.
 
PD2: Y recordad que el próximo sábado 10, a las 19:30 estaré en el FNAC de Murcia presentando Los productos Naturales ¡vaya timo!
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10 comentarios:

  1. Uno no puede tener 2 coches, casa en la playa, finca en el monte y un barquito de paseo si no explota todos los recursos disponibles al 100 %. Acuiferos, madera, suelo... El capitalistmo (liberal o socialdemócrata) exige exprimir al máximo todos los recursos disponibles, sino otro lo hará. Funciona así. Otras pretensiones son para inocentes y trasnochados soñadores izquierdosos.

    Es evidente que el ecologismo, como teoría de sostenibilidad, es antagónico con el capitalismo. No se puede luchar por el máximo beneficio y al mismo tiempo por la conservación.

    Los partidos comunistas (y sucedaneos) van incorporando el sentir ecologista conforme ha ido creciendo. Hace 30 años (cuando Félix) nadie había oido hablar de ecologismo. Lo mismo sucede con el problema de la mujer o con el tema de la homosexualidad. Sólo están al alcance de la izquierda, pero el proceso es lento, hay mucho retrógrado en la izquierda.

    En resumen, cuando lo verde madura, se vuelve rojo.

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  2. No conviene ser tan contundentes. Los científicos procuramos no serlo, y usamos expresiones prudentes como "tal dato sugiere...", o "las evidencias indican...", etc.

    Por otro lado, antes de generalizar, es muy importante analizar toda la evidencia disponible.

    Por poner un ejemplo, parece ser que en los Estados Unidos hay una fuerte asociación entre "ambientalistas" ("environmentalists") y los que se consideran "progresistas" o los sectores más "a la izquierda" del Partido Demócrata, en contraposición con los considerados "contaminadores" ("polluters") que con frecuencia son la gran industria y el ala más reaccionaria del Partido Republicano.

    Yo diría que la preocupación razonada por el entorno natural, por la preservación de la biodiversidad, por los seres humanos que son diferentes a nuestro propio grupo socioeconómico/cultural/étnico (es decir, una preocupación por la justicia social intra e inter-cultural) entra en el concepto genérico de "ideas de izquierda", en un "sentido moderno" (como todos sabemos, las ideas evolucionan: el concepto de "izquierda" actual no es equivalente al de principios del siglo XX). A este respecto, tengo la impresión de que los ejemplos de Stalin, Hitler o Franco son extemporáneos y no aportan mucho a un debate de si el "ambientalismo" contemporáneo es "de izquierdas" o "de derechas".

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  3. No sé si está bien que repita lo de la "excesiva contundencia". Pero las opiniones tan contundentes que con frecuencia se vierten en este blog, con el frecuente uso del sarcasmo para opiniones que no se alinean con las del titular, me inducen dudas sobre los fundamentos, la veracidad e incluso la honestidad de las mismas. Y ocasionalmente me impulsan a una respuesta contraria, en contraposición a esas contundentes aseveraciones o a mi propia práctica (que suele ser más bien pragmática): evitar los alimentos transgénicos y, en su lugar, devorar productos ecológicos, aunque, por lo que se lee aquí, me conduzcan a una inminente y segura muerte.

    A veces se dan estos efectos contraproducentes cuando se presentan verdades de forma relativamente "agresiva". Creo que es preferible la duda como método.

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  4. Tercera entrega de estos comentarios (los 15 minutos que normalmente tardo en comer a mediodía se me están volviendo más bien unos 45 minutos): La mención a la Alemania Nazi como implementadora de las primeras leyes "netamente ecologistas" merece alguna consideración.

    1. Que la ordenación forestal decretada por Goehring respondiese a una "idea ecologista" (sea de ayer o de hoy) es más que cuestionable, ya que el "ecologismo" bien entendido es una idea de implicación global, y la Alemania Nazi tuvo una idea específicamente nacional (pangermánica como mucho).

    2. Que esa legislación fuese la primera, también (Finlandia ordenó sus espacios forestales y declaró espacios protegidos con bastante antelación).

    3. Que ello tuviese relación directa con el Nazismo es también dudoso (bastantes estudiosos consideran que el transfondo nacionalista - que no nacionalsocialista - de esas iniciativas proteccionistas hubiesen cuajado en la Alemania de la época, con o sin Hitler o el Nazismo); de hecho, con la decisión de iniciar la guerra coincidió la desaparición de toda consideración conservacionista del gobierno Nazi.

    Hitler era muy sensible con los animales, y era fuertemente contrario al viviseccionismo. Esto no le hace una persona sensible y más humana.

    Siento tener que decir esto, pero de un científico se espera que no tome la parte por el todo, y también que contraste sus afirmaciones, sobre todo si pueden encerrar cierta controversia.

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  5. Qué interesante, la verdad es que este tipo de cosas está bien saberlas. Más en este país tan absolutamente polarizado, donde hasta tener determinado hobbys puede hacer que te encasqueten en uno u otro grupo. Todo va en el mismo pack. Es triste que necesidades tan importantes como preservar el medio ambiente se tengan que politizar.

    Por cierto, el otro día me crucé con usted caballero en las escaleras de mi instituto; no le reconocí en el momento pero luego vi un video de presentación del libro y dije "coño! si a este tío me lo crucé ayer!", fue muy curioso XD.

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  6. ¿Es el PP ecologista? Seguro que no, aunque alguna vez habrá intentado paliar algún problema medio-ambiental, aunque sólo sea para evitar una pérdida de votos a nivel local o mejorar los ingresos derivados del turismo "verde". ¿Es el PSOE de izquierdas? Por supuesto que no, pero alguna vez ha desarrollado políticas muy concretas de izquierdas en otras legislaturas. ¿Es IU ecologista? Claro que no, aunque añada a su nombre “Los Verdes”. No obstante, muchas veces se ha preocupado por la problemática medio-ambiental y social y ha defendido lo público por encima de los intereses privados. ¿Es EQUO ecologista y de izquierdas? A juzgar por sus propuestas y sus acciones, todo parece indicar que lo es. Pero ya lo veremos. El nuevo ecologismo debería de ser, ante todo, social. Una nueva filosofía política que entiende que los problemas medio-ambientales tienen su origen en el modelo de producción y consumo cada vez más globalizados e insolidarios, del que derivan muchos de los problemas sociales que padecemos (pobreza, paro, margilalidad, guerras, desigualdad, etc..). Un modelo actual que hay que transformar democráticamente, si queremos evitar la crisis ambiental global y la injusticia social. En este caso, sí podríamos decir que es de izquierdas. Yo diría que es la nueva izquierda, la que necesitamos en el siglo XXI, por lo que tiene de búsqueda de progreso hacia unas mayores cuotas de equidad y bienestar social. Es posible que Mulet no lo entienda, porque bebe en fuentes negacionistas y cree que los ecologistas son los nuevos jinetes del apocalipsis. Éste será su argumento, ya lo veo venir: Si los problemas medio-ambientales están sobredimensionados por estos nuevos sacerdotes de la ecología, ¿cómo van a contribuir con sus propuestas a construir políticas que beneficien a la sociedad?

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  7. Muy buenas.

    Aunque la tendencia en nuestro país es la que comenta el autor, lo cierto es que no siempre ha sido así ni realmente existe una filiación como tal entre el ecologismo y los signos políticos tradicionales de "izquierda" y "derecha". Otra cuestión es que los partidos mayoritarios sigan estando dentro de la órbita del materialismo y los partidos verdes, surgidos a raíz de la institucionalización de grupos pertenecientes a los (ya no tan) Nuevos Movimientos Sociales, lleguen a influir en los mensajes que transmiten aquellos a la población.

    No obstante, aunque la protección del medio ambiente puede verse desde muchos puntos de vista (fomentando la agricultura ecológica y la producción local o el uso de la biotecnología, mediante la educación ambiental o la imposición de "ecotasas"...), lo cierto es que cualquier situación en que el hombre se arrogue las prerrogativas máximas de explotación de los recursos del planeta terminará por dañar su entorno. Ya sea mediante un capitalismo sin freno o a través de un comunismo como el de "La guerra contra los gorriones" que llevase a cabo Mao durante su "gran salto adelante", a la que te refieres en el artículo.

    Por cierto, si os interesa el tema os recomiendo echarle un ojo al libro Redes que dan libertad, de Riechmann y Fernández Buey.

    Un saludo.

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  8. De los comentarios críticos con esta entrada extraigo la conclusión de que la izquierda tradicional no era verdadera izquierda, entre otras cosas porque no era lo suficientemente verde, y que la izquierda actual no tiene ninguna relación con los antiguos regímenes soviéticos, que consideraban la naturaleza como algo a explotar sin control de ningún tipo. Mientras, la derecha y el sistema capitalista actual siguen funcionando de la misma manera que lo hacían las derechas fascistas de la primera mitad del siglo XX. La historia simplista de siempre: izquierda correcta por definición y derecha diabólica por naturaleza. Daltonismo ideológico sin capacidad de ver los tonos grises.

    Mezclar ideología política con la necesidad de proteger el planeta es lo verdaderamente poco razonable, es lo que no se ajusta al pensamiento crítico. Mostrar el modelo capitalista como algo rígido, inamovible y culpable exclusivo de los males medioambientales es una forma muy simplona de autoconvencerse de que el pensamiento propio es el único válido. Si es estúpido reducir el pensamiento de izquierdas al modelo estalinista, es igual de simple considerar el capitalismo como algo inflexible y malo per se.

    La necesidad de cuidar el planeta es algo de lógica. En ese sentido, todos somos ecologistas, sólo que hay quienes consideran que el objetivo es mantener la naturaleza para que siga sirviendo al prograso de la humanidad y quienes consideran que el objetivo es la naturaleza misma, que la humanidad es una lacra, y que debe protegerse a la naturaleza de ella, como si los humanos fueramos artificiales. Hay quienes consideran que se debe cuidar la vaca para que nos siga dando leche y quienes consideran que la vaca debe cuidarse para poder seguir observándola con la florecilla en la boca. En todo caso a nadie le interesa acabar con la vaca.

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  9. Para responder correctamente a esta pregunta, primero hay que preguntarse que es la izquierda y la derecha, si la izquierda se identifica con ideas socialdemócratas, es decir, izquierda burguesa, pues entonces tal como dices, no hace falta ser de izquierda para ser ecologista.

    Aunque es cierto que el ecologismo nació en el Capitalismo, el verdadero ecologista es el que ve que el problema es un sistema que es totalmente ineficiente en la gestión de los recursos, ese es el precio a pagar por la pequeña libertad de la propiedad privada.

    Creer que puedes ser ecologista en un mundo capitalista es de necios, ya que tu sustento diario está cimentado en un sistema que contamina, que extermina, despilfarra recursos naturales y que hace crecer a la humanidad como un cultivo bacteriano.

    Así, que mi opinión es que sí, que debes ser de izquierdas para ser ecologista, pero no cualquier izquierda claro.

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  10. Espero no parecer spam, pero me gusta esta discusión.

    Como he intentado plasmar en mi anterior comentario (todavía no ha sido publicado), el ecologismo nació en el Capitalismo, por lo que evidentemente las comparaciones con los países socialistas no deberían servir ya que todos parten de explotación del medio, ya que en la época en que Marx y Engels, formularon sus teorías no se veía este problema. Los seres humanos solemos ser como ovejas y creemos ciegamente a nuestro "guía", así todavía no ha surgido ningún cambio medioambiental en los que aún hoy se autollaman Comunistas, que creo que no hay ninguno (esto es otra discusión).

    ¿Se puede hacer ecologismo en el Capitalismo? Claro, además es necesario parar la barbarie actual, aunque si analizamos como funciona el capitalismo nos daremos cuenta de que nunca se podrá parar, solo minimizar y vender al mundo otro producto más llamado ecologismo, lo verde (energía verde, productos verdes, agricultura ecologíca, etc).

    Hablando de agricultura ecológica, esta siempre será una agricultura de ricos ya que el coste es mucho mayor que la agricultura convencional y para alimentar a los obreros que somos simples herramientas por las que se produce riqueza, nunca se extenderá por los millones de personas que formamos el planeta.

    Antes hablaba de coste, en el sistema capitalista se habla de coste sin hacer el coste ecologíco, ya que contamos con el comodín de la propiedad privada. Esta permite que contamine, ya que es mia la tierra, o el río, etc, sino se hace una guerra para expoliar y ya es mío. Creo que se entiende la problemática que podemos poner como ejemplo la producción de un móvil, desde los minerales tales como el Cortán llegando a la acumulación de la basura tecnológica en países africanos.

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